El dúo de Iconoclasistas, conformado por Julia Risler y Pablo Ares, elabora propuestas que combinan el mapeo colectivo, la investigación colaborativa y los recursos gráficos a partir del diseño de herramientas que estimulan la reflexión crítica para impulsar prácticas de resistencia y transformación.
Mediante la experimentación con diversas herramientas cartográficas en espacios de trabajo colectivo, nacieron los talleres, ejercicios, mesas e intervenciones de mapeo colectivo y los procesos de investigación colaborativa sobre los territorios.
Conoce en detalle el proyecto de Iconoclasistas a continuación.
Descripción por los autores. El mapeo colectivo es un proceso de creación que subvierte el lugar de enunciación para desafiar los relatos dominantes sobre los territorios, a partir de los saberes y experiencias cotidianas de los participantes.
Es la idea matriz que reúne a todos los proyectos iconoclasistas. Sobre variados soportes visuales se visibilizan las problemáticas más acuciantes del territorio, identificando a los responsables, reflexionando sobre conexiones con otras temáticas y señalizando las consecuencias.
Esta mirada es complementada en el proceso de rememorar experiencias y espacios de organización y transformación, a fin de tejer la red de solidaridades y afinidades.
Relatos críticos y herramientas de investigación colectiva
La construcción de nuevos relatos y narraciones territoriales requiere de herramientas que promuevan la participación y que alienten la reflexión a partir de miradas dialógicas. En ese sentido, el diseño y la activación de un arsenal de recursos visuales (iconos, pictogramas, dispositivos gráficos y cartográficos) instauran una plataforma de trabajo que incentiva la rememoración, el intercambio y la señalización de las temáticas.
Esta disponibilidad de recursos al inicio del mapeo, que podría pensarse como un marco que limita y acota la acción, constituye en realidad una suerte de trampolín que potencia la construcción colaborativa y dinamiza el proceso, incorporando una dimensión estética y simbólica al trabajo.
El uso de estos recursos amplía las metodologías de investigación participativa, y de la incorporación de recursos creativos y visuales surgen formas ampliadas de comprender, reflexionar y señalizar diversos aspectos de la realidad cotidiana, histórica, subjetiva y colectiva.
Desde el año 2008 realizamos mapeos para construir colectivamente miradas territoriales que impulsan y facilitan prácticas colaborativas y de transformación. En 2013 publicamos un manual donde sistematizamos metodologías, recursos y dinámicas de pedagogía crítica para incentivar su apropiación y uso derivado.
Los participantes hacen uso y modifican las herramientas visuales y los mapas, pero también se los alienta a crear sus propias formas de representación, ya sea mediante imágenes, íconos, dibujos, textos, viñetas y cualquier otro recurso que permita la comunicación y difusión de significaciones y sentidos.
Concebimos al mapeo como una práctica, una acción de reflexión en la cual el mapa es sólo una de las herramientas que facilita el abordaje y la problematización de territorios sociales, subjetivos, geográficos. A esto le sumamos otra serie de recursos que hemos apodado dispositivos múltiples, y que consisten en creaciones y soportes gráficos y visuales que, mixturizados con dinámicas lúdicas, se articulan para impulsar espacios de socialización y debate, y son también disparadores y desafíos en constante movimiento, cambio y apropiación.
Así buscamos abrir un espacio de discusión y creación que no se cierre sobre sí mismo, sino que se posicione como un punto de partida disponible para ser retomado, un dispositivo apropiado que construya conocimiento, potenciando la organización y elaboración de alternativas emancipatorias.
Proyecciones y límites del mapeo
“El mapa no es el territorio”: es una imagen estática a la cual se le escapa la permanente mutabilidad y cambio al que están expuestos los territorios. El mapa no contempla la subjetividad de los procesos territoriales, sus representaciones simbólicas o los imaginarios sobre el mismo. Son las personas que lo habitan quienes realmente crean y transforman los territorios, lo moldean desde el diario habitar, transitar, percibir y crear.
El mapeo es una práctica para derribar barreras y fronteras, y permite encontrarnos en un territorio de complicidad y confianza.
La construcción de un mapa constituye una manera de elaborar relatos colectivos en torno a lo común, monta una plataforma que visibiliza ciertos encuentros y consensos sin aplanar las diversidades, pues también quedan plasmadas. No hay que olvidar que el mapeo es una herramienta que muestra una “instantánea” del momento en el cual se realizó, pero no repone de manera íntegra una realidad territorial siempre problemática y compleja.
El mapeo es una práctica para derribar barreras y fronteras, y permite encontrarnos en un territorio de complicidad y confianza. Es también una dinámica a través de la cual vamos construyendo y potenciando la difusión de nuevos paradigmas de interpretación de la realidad. Y es un modo de producir territorio, pues es a partir de la institución y renovación de las formas espaciales y los mecanismos de percepción del tiempo que nutrimos y proyectamos nuestro accionar.
* Texto cortesía de Iconoclasistas
Manual de Mapeo Colectivo: recursos cartográficos críticos para procesos territoriales de creación colaborativa
Iconoclasistas, conformado por Julia Risler y Pablo Ares, elabora proyectos que combinan el arte gráfico, los mapeos creativos y la investigación colectiva a partir del diseño de herramientas que estimulan la reflexión crítica para impulsar prácticas de resistencia y transformación. En esta ocasión, los invitamos a conocer el Manual de mapeo colectivo.